''Sembrar es el mejor ejercicio
para cultivar la esperanza''
Esperanza..Esperanza mía, dicen que eres verde y de longitud muy larga…Solo el que te ha experimentado sabe cuan verde y larga puedes ser. Seas verde, azul o blanca, eres preciosa, valiosa, amada y debes ser atesorada con celo, coraje y desconfianza. No sabemos cuando llegas… hay pero que triste cuando te nos escapas, peor aun cuando nos has sido robada.
Esperanza… esperanza mía, quien te robo de mi lado, quien te saco de mí, quien con sutileza te ha alejado y a quien sabe donde te ha exiliado. Si en mi enajenación te he ignorado y sintiendo tu ausencia con desespero te he buscado… cuanto consuelo trae a mi vida el haberte hallado, aunque sea escondida, herida, mal trecha y agonizando. Entonces te traigo, te miro, te acaricio, te alimento, te sostengo y mía otra vez te hago.
Esperanza… esperanza mía, quien te ha robado. ¿Habrá sido el tiempo, la espera de lo que no ha llegado, de lo que no he visto aun cuando lo he anhelado?... ¿Habrá sido una palabra de desaliento, un gesto de incredulidad o simplemente la impiedad de otros haber guardado?...
Esperanza… esperanza mía, no te guarde y hoy te han robado, lejos de mí te han llevado. Escucha el lamento de una desesperanzada, una moribunda, de una mujer desalentada. Cuida tu esperanza, no dejes que te la roben, guárdala en lo profundo de tu alma, allí, allí donde solamente Dios oye. Escucha, escucha el lamento de una desesperada, de una moribunda de una mujer desalentada, no descuides tu esperanza, guárdala como la cosa más preciada, porque con ella poseerás todas las cosas y sin ella no serás nada.
Amados que en esta hora el Señor les bendiga. En el día de hoy vengo ha hablarles de fe y de esperanza, pero muy especialmente de la esperanza. Esta declamación que acaban de leer la compuse en el hospital hace algún tiempo atras cuando mi hija Alondra estuvo hospitalizada. Contrario a lo que puedan pensar este escrito no era mi sentir, pues el Señor me mantuvo confiada en que todo estaría bien y así fue. Sin embargo me permitió sentir el corazón de una mujer desesperanzada. Pude experimentar la angustia y el dolor que sienten aquellos que han perdido la esperanza aun conociendo a Dios. Aunque parezca una contradicción hay personas que aman al Señor, que han aceptado a Cristo Jesús como salvador, experimentan la presencia del Espíritu Santo, mas han perdido la esperanza, aun cuando su fe esta centrada en Dios. Y usted dirá: ¿Pero Belinda cómo es esto? La fe y la esperanza caminan juntas, no puede haber fe sin esperanza, no puede haber esperanza sin fe.
Amados la palabra dice que la fe sin obras es muerta, pero sigue siendo fe… La fe sin esperanza es vana, pero sigue siendo fe… sin frutos, vacía y desnutrida pero sigue siendo fe.
En el hospital fui confrontada con esta triste realidad que viven muchos cristianos que aman al Señor, creen en su salvación, claman por su presencia, anhelan su venida pero que no esperan nada más allá de lo que sus ojos ven, sus oídos oyen y su mente finita pueda pensar.
Amados: La esperanza es una manifestación de la fe, es la esencia de la fe misma, es lo que nutre la fe, es de lo que está compuesta.
Cómo está compuesta y bajo qué valores y fundamentos se compone nuestra fe, es una cosa y en quién descansa nuestra fe es otra. Por ejemplo: Mi fe está puesta en Cristo, pero si mi fe es grande o pequeña, mucha o poca, firme o débil depende del grado de esperanza que se deposita en aquél o aquello en quien descansa mi fe y los valores que sustentan y edifican esa fe. Mucha gente cree en Dios, tienen fe de que él todo lo puede, pero su fe no está sustentada por la Palabra, ni por valores cristianos. Su fe en Dios no está basada en la figura de Cristo, ni en el sacrifico de la cruz, mucho menos en la resurrección y vida eterna que sólo Cristo puede dar. Por tanto, su fe en Dios es vana, está vacía, sin esperanza. Por eso podemos ver gente que cree en Dios, pero invoca a los astros, a los muertos y veinte cosas más ante un futuro desesperanzador. Buscando saciar su sed en cisternas rotas, sin saber que la única fuente donde pueden saciar su sed es Cristo porque no hay otro mediador entre Dios y los hombres .
Por la mañana en el hospital, aquella mujer se despertaba orando, alabando y adorando al Señor. Hubo ocasiones en que me avergoncé porque su alabanza me recordaba que yo no había orado, que me había ocupado de otras cosas y no de lo primordial, aun en la grabe situación que se encontraba mi hija. Esta mujer tenía un niño de 10 meses con la mima condición de Caleb. Estaba hospitalizado con pulmonía y otros problemas respiratorios. Se podrán imaginar como me identifique rápidamente con esta mujer. El niño no se volteaba, mirada suspendida, no agarraba, era un pedacito de carne en una cama. Su mamá no se apartaba de él, pues cada cinco minutos se afixiaba con sus secreciones y había que succionarlo,, no podía ni ir al baño, realmente era agotador atender a este niño. Pero según pasaron los días observé que mamá no sacaba al niño de la cuna, no lo cargaba, no lo tocaba más allá de lo necesario para cambiarlo y bañarlo. Mientras conversaba con la madre, tocaba al niño, y esto lo hacía llorar por la hipersensibilidad a nivel periferal consecuencia de la perlesía cerebral. Su madre no entendía que aunque le molestara, el tacto, la estimulación sensorial y visual son esenciales para que el niño reaccione a su medio ambiente. Ella me decía que el niño era ciego y por eso siempre estaba mirando hacia la ventana, pero nos dimos cuenta que el niño siempre volteaba hacia la ventana precisamente buscando la luz. Le tapamos la ventana y el niño se orientó hacia el otro lado donde había una pequeña lámpara.
-Mira, yo tengo un niño de 9 años con la misma condición, y el habla, come por si mismo, camina con asistencia de un andador, usa la computadora, etc.
-No puede ser, tiene que ser más leve que el mío.
-Mira, mi niño no esperaban que pudiera hablar, caminar, ni siquiera podía tragar, a los 10 meses, fue diagnosticado ciego, sin ninguna esperanza, porque los capilares que irrigan el nervio óptico se habían roto a consecuencia de la hemorragia cerebral, estaba desconectado cerebralmente. ¿Sabes qué? El Señor le dio la vista, como prender una luz en un cuarto oscuro. En un instante mi hijo comenzó a ver.
-No pude ser este nene sufrió un daño muy grande el no va ha hacer nada.
-Mira para Dios no hay nada imposible, yo soy testigo de esto…
-Yo lo único que le pido a Dios es que me de fuerzas para poder atender a mi hijo…
Amados aquella declaración me devastó. Sabía que se estaba perdiendo un tiempo precioso. Mientras aquella mujer continuara en esta actitud de negación, cada día su niño se iría atrofiando más y más. A mi campaña se unieron las otras madres de la habitación cada una dando testimonio de lo que Dios había hecho con sus hijos y la seguridad que Dios haría más. Pero esta mujer se aferraba cada vez más a una sola cosa: pedir fuerzas para atender a su hijo. La frustración me consumió, la ira ni se diga, al punto que cuando fue dada de alta me encerré en el baño para no despedirme de ella. Yo no entendía que pasaba conmigo, nunca había reaccionado así y me sentí muy triste por ella y su niño. Entonces el Señor me mostró su corazón y escribí este poema. Ella había perdido la esperanza. Los médicos le habían robado la esperanza. Las burocracias del sistema de salud habían consumido sus fuerzas. El cuadro desolador de su hijo enfermo la derrumbó y quien era yo para juzgar a esta pobre mujer.
Cuando el terror de lo inesperado rodeó a David clamó a Jehová de la siguiente manera:
Te amo, Jehová, fortaleza mía. 2Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo y la fuerza de mi salvación
Mi alto refugio. 3Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré
salvo de mis enemigos. 4Me rodearon los lazos de la muerte y los torrentes
de la destrucción me atemorizaron.5 Los lazos del seol me han rodeado,
me tendieron redes de muerte. 6 En mi angustia invoqué a Jehová y
clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su Templo y mi clamor llegó hasta sus oídos.
Bendito sea su nombre. Amados, ¿habrá algo más aterrador que ver a un hijo en el umbral de la muerte? Sea por enfermedad, sea por vicios, sea por el pecado, no podemos entregarnos a pensamientos de derrota y creer las mentiras de Satán, porque el Señor en su palabra nos dice que en el día de angustia., cuando el terror nos invade, cuando lo que no esperamos ni queremos, llega… si clamamos, el nos oye. Su pronto auxilio será sobre nosotros y sobre todo lo que pongamos en sus manos. ¿Porque le crees a ella y a mi no? Me preguntó el Señor, cuando una trapista me dijo que mi hijo no iba caminar y lo único que podía hacer era llorar y llorar. ..
Amado, Amada ¿alguien te ha robado la esperanza?, con malas noticias, con diagnósticos aterradores y palabras de derrota que jamás pensaste escuchar: No se puede… ya no hay nada que hacer…. Quiero el divorcio... alcoholismo… drogadicción… cáncer
6 En mi angustia invoqué a Jehová y clamé a mi Dios.
Él oyó mi voz desde su Templo y mi clamor llegó hasta sus oídos.
Aquella mujer clamaba por fuerzas para atender a su hijo, no tengo dudas que el Señor se las daría, pero tampoco tengo dudas, que si hubiera clamado por la sanidad de su hijo, creyendo y esperando, también la recibiría. Tened fe en Dios. 23De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte: “Quítate y arrójate en el mar”, y no duda en su corazón, sino que cree que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.n 24Por tanto, os digo que todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.ñ
Amados no estoy predicando una teología de súper fe, que lamentablemente se está infiltrando en nuestras iglesias, donde con sólo declarar las cosas, se piensa que mágicamente estas sucederán y cuando no suceden Dios queda como mentiroso. Te estoy predicando sobre la esperanza que hay en Cristo Jesús, que si pides creyendo y esperas lo que has pedido, no importando lo que tus oídos oigan, tus ojos vean, tu lógica te diga, o el tiempo que haya pasado, seguramente lo recibirás. El Señor me ha concedido muchas peticiones, pero todavía espero por muchas más. He visto muchos milagros; la resucitación de mi hijo, darle la vista, el habla, una mente clara, cuando los médicos decían que si sobrevivía permanecería en estado vegetativo. Lo sanó de hidrocefalia, clasificación 4, la más severa que se pueda padecer. Recuerdo aquel viernes cuando el neurocirujano nos dió esta terrible noticia, sábado de madrugada mientras oraba vi la mano de Dios sobre la cabecita de mi niño, me estrujé los ojos, pero no eran visiones su presencia estaba allí. Lunes muy temprano se le practicó un MRI a Caleb y para la gloria de Dios este reveló que no había presencia de coagulo sanguíneo, que el líquido encefálico había comenzado a fluir, los ventrículos se estaban reduciendo y su cerebrito estaba completito. Aleluya… También vi a mi sobrino ser libertado de las drogas y ser transformado en un hombre de bien, que le sirve al Señor. He visto como el Señor mantuvo a mi hija en calma y confiada, orando por otros, aun cuando una batería de médicos decían que en cualquier momento podría morir a consecuencia de las trombosis que tenía en el cerebro.
Amado hermano, Amada hermana, por eso es que le servimos al Señor, no porque seamos buenos, ni porque nuestra vida sea un lecho de rosas, sino porque estamos agradecidos y agradecidas del Señor, porque tenemos una deuda muy grande, porque no importa lo que hagamos o digamos nunca podremos pagar una salvación tan grande mucho menos los favores y misericordias que tiene a bien darnos nuestro Dios por pura gracia, por puro amor, porque así es El. Y como a aquella mujer desesperanzada, hoy te digo amado hermano, amada hermana, no dejes que nada ni nadie te robe la esperanza, que minen ni empobrezcan tu fe. Que como le decía Pablo a Timoteo permaneciera en amor, en una buena conciencia y en una fe no fingida. Porque sabía que estaba rodeado de gente que no creían en el y que tratarían de robarle su esperanza y por consiguiente su fe en Cristo. Una fe no fingida, este es el propósito de cuidar nuestra esperanza, porque sin esperanza nuestra fe no es real. Es como una bolsa de doritos, que se ve bien llena, gordita y cuando la abres está vacía. De toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de el mana la vida, dice el sabio proverbista. ¿Habrá algo que se guarde más en el corazón que la esperanza? …Una fe no fingida, que este sea nuestro norte. Una fe llena de esperanza y confianza en Cristo y su poder para hacer todas las cosas posibles.
Que habiendo acabado todo, salgamos airosos, experimentados en la fe y aprobados en todo.
¿Cuál es tu situación, qué te aqueja en esta hora? Enfermedad, tristeza, angustia, desilusión, desesperanza… ¿El día malo ha llegado a tu vida? … ¿Lo que esperas no llega?… sigue esperando, no como los que esperan sin fe y si esperanza, sino como aquellos que confían en Jehová, como declaraba el profeta Isaías a un pueblo desolado y desesperanzado por la cautividad…
29 Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
31 mas los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas,
levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán,
caminarán y no se fatigarán.
Si te sientes cautivo del dolor, la angustia o el cansancio; si tu corazón está destrozado por la mentira y el desengaño, ven a Cristo, el te dice que no importa la carrera que te ha tocado correr, el te dará nuevas fuerzas y donde otros se caen tu permanecerás en pie. Ven a Cristo, el te dice que no importa cuan pesada sea tu cruz, la tomes y le sigas, y veras cosas grandes y maravillosas que ojo no vio, oído no escuchó, ni la mente finita de ningún hombre puede imaginar. Estas son las promesas que Dios le permite alcanzar aquellos que en él confían y que en él esperan. 9 Por eso os digo: Pedid, y se os dará; i buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, 10 porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; j y al que llama, se le abrirá. k así dice el Señor..
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